Modernas técnicas permiten extraer de la grasa del paciente células madre mesenquimales con las que se pueden tratar problemas articulares. En la Clínica Navarro Viana son especialistas en medicina regenerativa. Y tal y como explica su director, el doctor Francisco Navarro Viana, son «pioneros» en este tipo de tratamientos.
Las células madre mesenquimales no ‘se convierten’. Ya ‘están’ en la parte vascular del tejido graso, la cual se denomina fracción vascular estromal o también llamada SVF.
La terapia articular consiste en la aplicación de la SVF de la grasa, la cual contiene las células madre mesenquimales, para que la acción regenerativa de estas células mejore o cure alteraciones o patologías articulares.
Todo paciente que acude solicitando este tratamiento debe ser diagnosticado previamente por un traumatólogo. De hecho, habitualmente es el propio traumatólogo quien acompaña al paciente.
En este caso, la extracción de la grasa es un procedimiento muy poco invasivo. Pero debe cumplir con la normativa sanitaria actual. Es decir, debe ser realizada en un quirófano de cirugía mayor ambulatoria, como es nuestro caso. Básicamente, consiste en una miniliposucción, con una anestesia local. Aspiramos con jeringas de diez centímetros cúbicos hasta llegar a recolectar alrededor de 50 centímetros cúbicos de grasa. A partir de ahí se procede a su procesamiento. Es decir, a la separación y aislamiento químico de la SVF, la cual tiene una alta concentración de células madre mesenquimales. Una vez separadas y aisladas, el traumatólogo es quien procede a la aplicación del SVF que contiene las células madre mesenquimales en la articulación dañada del paciente.
Normalmente hasta ahora solo ha sido necesario una sola aplicación para el tratamiento. Una vez aislada la fracción vascular estromal o FSV, esta se transfiere a una jeringa. Y el mismo traumatólogo, que está presente durante el proceso, es el que infiltra la SVF (la muestra biológica que contiene las células madre mesenquimales), en la articulación afectada. Todo el proceso se realiza en quirófano y de forma indolora.
La forma mecánica de separación es algo que iniciamos en un principio pero la abandonamos para realizarla por la separación enzimática. Según estudios científicos posteriores, la separación enzimática ofrece la posibilidad de disponer del material SVF más purificado. Y sobre todo, con mayor rendimiento celular (300.000 células madre del lipoaspirado frente a 50.000 con la separación mecánica). Mayor número de MSC (más del 60%, frente al 10%). Mayor viabilidad celular (el 98%, frente a menos del 70%). Y menor ruptura de las membranas celulares, además de otras ventajas. El único inconveniente, si se puede decir así, es el mayor tiempo del procesado: alrededor de 50 minutos.
Al cabo de tres a seis meses se empieza a observar la mejoría paulatinamente producto de la progresiva regeneración del cartílago, pasando a ser un cartílago con mayor funcionalidad, con ostensible disminución del dolor. Y en definitiva, una mejoría muy importante, siendo el traumatólogo el que seguirá en consulta la evolución del procedimiento en visitas periódicas hasta el final.
Por supuesto que no tiene efectos secundarios ni reacciones adversas, ya que se trata de un material biológico autólogo. Es decir, extraído de la propia grasa del propio paciente.
Fuente: Las Provincias
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