La lactancia materna es la mejor manera de alimentar a los bebés, ya que tiene múltiples beneficios para su desarrollo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda amamantar a los pequeños desde recién nacidos hasta los 2 años.
Sin embargo, no siempre es fácil darle pecho a los bebés, pues es común que no lo acepten. Por lo que muchos deben ser alimentados con leche de fórmula. Estas son algunas de las razones por las que tu bebé podría rechazar la lactancia.
El rechazo de tu bebé hacia el pecho puede ser una situación estresante, pero debes saber que no es tu culpa. Es normal que los bebés no quieran lactar desde en un inicio. O bien, que comiencen a rechazarlo de un momento a otro. Australian Breastfeeding Association, organismo dedicado a la lactancia materna, explica algunas de las razones por las que esto puede suceder.
Mayo Clinic explica que la mastitis es una inflamación del tejido mamario que puede conllevar una infección. Este padecimiento puede hacer que el sabor de la leche materna cambie.
Es normal que los pequeños rechacen la lactancia cuando están comenzando a probar otras comidas, o cuando los horarios de alimentación cambian.
Estas lesiones pueden formarse en la boca del bebé debido a infecciones, roce por los dientes o a causa de un golpe. Las aftas pueden provocar que el bebé sienta dolor al succionar.
Es normal que tu pequeño experimente dolor, comezón y otras molestias cuando sus dientes comienzan a aparecer, lo que puede hacer que rechace el pecho.
Cambio en la dieta de mamá: Si has tenido cambios recientes en tu alimentación, podrían verse reflejados en el sabor de la leche, lo que podría ser del desagrado de tu hijo o hija.
El estrés puede afectarte a ti como a tu bebé. Si has estado ansiosa y preocupada, tu bebé puede sentirlo y rechazar el pecho. Esto también puede suceder cuando hay un cambio en la rutina del pequeño. Por ejemplo, si regresas al trabajo y lo dejas al cuidado de alguien más, podría generar estrés en tu pequeño durante algunos días o semanas.
Los perfumes, desodorantes o el olor a cigarro pueden hacer que tu bebé no perciba el aroma habitual y no quiera lactar.
Lleva a tu bebé con su pediatra, así podrá descartar cualquier problema físico. Trata de identificar la causa, así será más fácil solucionarlo.
Si tu pequeño sigue rechazando el pecho, no trates de amamantarlo, esto puede empeorar el problema. Será mejor extraer la leche e intenta dársela a través del biberón. A la vez, es recomendable tratar en los momentos donde esté relajado, como después de una siesta o tras darle un baño.
Lo más importante es tener paciencia y evitar el estrés, ya que tu bebé podría percibirlo.
Fuente: VIX
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