Uno de los cambios más grandes que tendremos las mujeres durante la vida, tiene que ver con convertirnos en madres. Desde el embarazo ya logramos percibir una mirada distinta frente a las cosas; y poco a poco comenzamos a buscar la manera de ser mejores personas para que la maternidad nos encuentre de la mejor manera. Queremos hacer lo mejor que podamos en cada caso, según nuestra propia estructura.
Durante nuestra historia y a lo largo de la vida, hemos visto múltiples casos de mujeres embarazadas. Hemos conocido historias de embarazo y parto, e incluso hemos vivido algunas de estas desde cerca. A lo largo del camino, el embarazo nos ronda y acompaña de diversas maneras. Sin ir más lejos, el embarazo de nuestra madre ha marcado también nuestra historia al habernos traído al mundo.
Es entonces, que de embarazo escuchamos y creemos saber mucho. Todas creemos saber mucho y tenemos mucho que decir. Sin embargo, la única vez que estaremos cercanas a uno verdadero, es cuando vivamos el propio. Y es así que todo se re significa. Es como si miráramos en retrospectiva todos los embarazos cercanos que tuvimos, todos los comentarios que dijimos a embarazadas que nos importan; y todo se mira desde otro prisma.
A pesar de haber escuchado y visto tanto de embarazo, cuando atravesamos esta etapa sentimos que todo es diferente. Es ahí que nos llenamos de dudas, de nueva sensaciones que no sabemos si son normales o son individuales. Nace una nueva mujer-madre dentro de nosotras y nos movemos en una dirección individual, en donde no vale mucho compararse. En donde cada embarazo y sensación es diferente y a distintos ritmos. Algunas nos sentiremos madres desde el primer momento, otras tendremos que procesarlo un poco más. Algunas tendremos molestias y nauseas, otras no sentiremos muchos cambios físicos importantes. Sin embargo, lo importante es escuchar nuestras sensaciones corporales, pedir ayuda, acompañarnos por quien nos hace bien, alimentar nuestro cuerpo y cuidarnos. Igual que lo haríamos con nuestra guagua.
Nuestra guagua ya existe, dentro de nosotros, en formación. Está ahí latiendo cerca; muy cerca. Ellos nos sienten y pueden sentir con nosotros. El estrés por ejemplo es percibido por la guagua, también la tristeza y el miedo. De la misma manera, la felicidad, la tranquilidad, el bienestar. La vida está llena de emociones diversas y, sin duda, vamos a experimentar un abanico de estas. Sin embargo, es bueno no estancarse en las negativas sin buscar ayuda; porque si busco ayuda para mí, busco también para mi guagua. No pido solo para mí; pido para ambos.
Las emociones positivas son beneficiosas tanto para la madre, como para la guagua. Es por esta razón que debemos intentar estar y sentirnos bien. ¿Cómo podemos lograrlo? Básicamente entendiendo que pedir ayuda es parte de nuestro auto cuidado. Trabajar en lo que nos gusta y tomarnos las cosas con calma. Pero fundamentalmente rodearnos de quienes queremos y de quienes nos hagan bien; dejar de hacer las cosas por cumplir. No obligarnos a pasar un momento que sabemos que no será agradable. El embarazo es un buen momento para conectarnos con lo mamífero de nosotras; para aceptarnos con aquello bueno que aparece y aceptar nuestras limitaciones tanto físicas como emocionales. De esta forma nos conoceremos y aceptaremos mucho mejor para cuando llegue el momento de mirar a los ojos de nuestro hijo y cuidar de él.
¿Qué es lo que más sientes ahora que estás embarazada? ¿Qué es lo que más te preocupa? En este espacio podremos llegar más allá de lo que siempre leemos sobre embarazo y trazar nuestra propia esquina de realidades.
Escrito por Varinia Signorelli
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