Tras superar un largo recorrido de investigación, las células madre extraídas de sangre del cordón umbilical se posicionan como alternativa de posible tratamiento de enfermedades para las que no existe un tratamiento convencional.
Este gran potencial terapéutico se está traduciendo en resultados esperanzadores en diferentes patologías como autismo o parálisis cerebral. Pero, no todo vale. Para que la sangre del cordón pueda ser certificada como medicamento, son necesarios unos estándares de calidad y seguridad durante el proceso de extracción y conservación que garanticen esos beneficios curativos.
La sangre del cordón umbilical (SCU) empieza a dar resultados prometedores en patologías hasta ahora sin tratamiento. Es el caso de la encefalopatía hipóxica, la parálisis cerebral o el autismo, entre otras. En las que la terapia con células madre del cordón de origen autólogo está ofreciendo una eficacia y viabilidad para su aplicación clínica que sorprende a los expertos.
Durante los últimos años, este tipo de células madre se venía aplicando básicamente en enfermedades relacionadas con la sangre y la médula ósea. En algunas vinculadas al metabolismo y en inmunodeficiencias. En la actualidad, su uso comienza a extenderse a enfermedades neurológicas y pulmonares. Y con resultados esperanzadores.
Con apenas 12 días de vida, Jack, un niño canadiense diagnosticado de encefalopatía hipóxico-isquémica se convertía en la primera persona y la más joven en ser tratada en su país para esta enfermedad mediante un trasplante con sus propias células madre1. A pesar de la parálisis cerebral que padece, con dos años de edad su desarrollo ha superado ampliamente las expectativas de los médicos que verifican su progreso. Las mejoras son constantes y responde a sus intensos programas de terapia.
Desde su inicio en 1989, los tratamientos con las células madre de SCU se vienen aplicando en más de 80 enfermedades, y en círculos médicos y científicos los expertos predicen el comienzo de una nueva era en el tratamiento de algunas enfermedades.
Es el caso, por ejemplo, de ciertas complicaciones pulmonares asociadas a nacimientos prematuros, donde el potencial terapéutico de las células madre mesenquimales del cordón umbilical va dirigido a la reducción de la inflamación y la fibrosis pulmonar; o de algunos trastornos cerebrales y del sistema nervioso, como el autismo.
Muestra de ello tenemos la experiencia de Grace, quien a sus cinco años y diagnosticada de autismo en una escala de leve a moderada, fue uno de los 25 niños de 2 a 6 años de edad incluidos en el primer ensayo clínico realizado en el Hospital de la Universidad estadounidense de Duke, en Carolina del Norte, mediante trasplante autólogo de células madre mesenquimales.
Tanto a nivel comunicativo como conductual y de otros síntomas del espectro autista, y en el caso de Grace, cuya rutina diaria se veía condicionada en un 75% por el trastorno que padecía, tras su participación en el estudio logró reducir esa cifra hasta el 10%.
El ensayo, dirigido por Joanne Kurtzberg, pionera en la investigación y aplicación de células madre de sangre del cordón umbilical y especialista en trasplante pediátrico de médula ósea, viene a demostrar que las terapias celulares derivadas de la sangre del cordón umbilical pueden tener potencial para aliviar los síntomas del trastorno del espectro autista, al modular los procesos inflamatorios en el cerebro.
Aunque aún se encuentra en fase experimental, por lo que los resultados deben ser tomados con cautela, estos están sirviendo de base a un segundo ensayo clínico centrado en la búsqueda de un tratamiento estándar contra el autismo.
A nivel mundial, son más de 30.000 los trasplantes llevados a cabo con células madre de cordón. En Europa, en uno de cada dos trasplantes de bancos privados se han utilizado muestras de sangre conservadas en Vita 34, matriz de Secuvita, y primer banco privado europeo de SCU, creado en Alemania en 1997. A día de hoy, ya se han realizado 30 trasplantes con sangre conservada en este banco, tanto autólogos como alogénicos, y todas las unidades han cumplido los requisitos de calidad para su aplicación. El primer trasplante autólogo de SCU se realizó en EE.UU. con una unidad de Vita 34 para una niña de tres años con leucemia aguda linfoblástica y sin otra opción de tratamiento o trasplante. La niña se curó.
El alto potencial de las células madre de SCU en el tratamiento de enfermedades como la diabetes tipo I se sitúa en el punto de mira de los expertos y centra los primeros avances. El pasado año, Lucy, una niña australiana de 20 meses se convertía en la más joven del mundo en recibir un trasplante autólogo para prevenir o retrasar el inicio de la diabetes4. Aunque en un principio la sangre fue almacenada para ayudar a su hermana en la misma enfermedad, se utilizó para Lucy al mostrar esta un alto riesgo de desarrollarla. Ella forma parte del estudio Cord Reinfusion in Diabetes (CORD), dirigido por la profesora Maria Craig, que se llevará a cabo durante cinco años en el Children’s Hospital de Westmead entre más de cien niños con antecedentes familiares de diabetes I.
La gelatina de Wharton, presente en el cordón umbilical, ayuda en la mejora del paladar hendido. Mediante una solución de crioconservación específica, se puede lograr un extraordinario injerto para la reparación tisular, cuya cirugía requeriría tan solo unos 15-20 g de gelatina y, por lo tanto, un único cordón umbilical. Bajo este prisma, un grupo de la Universidad de Texas dirigido por Charles S. Cox ha desarrollado un método para aumentar la reparación de las hendiduras palatinas alveolares mediante gelatina de Wharton.
También, en desórdenes metabólicos el uso de sangre del cordón umbilical está dando buenos frutos, al lograr la creación de enzimas que por sí mismos los pacientes no pueden sintetizar y mejorando sus condiciones neurológicas. Como ejemplo, tenemos el caso de Neha, una niña de 6 años con mucopolisacaridosis que, tras recibir un trasplante de sangre del cordón umbilical de su hermano pequeño en el hospital Apollo de Channai, en India, ha logrado hablar con fluidez y muestra un crecimiento constante.
Son algunos ejemplos de las muchas enfermedades que pueden tratarse mediante células madre del cordón umbilical.
Hasta conocerse este nuevo potencial terapéutico de las células de SCU, han venido destacando sus aplicaciones mediante trasplante autólogo en diferentes patologías como leucemia aguda y crónica, linfoma Hodgkin y no Hodgkin, anemia aplásica, cáncer de médula ósea o neuroblastoma.
Y en el caso de trasplante alogénico, en trastornos hereditarios, síndromes mielodisplásicos o linfomas, entre otras muchas. Las ventajas de emplear sangre del cordón umbilical se centran en su tolerancia desde el punto de vista inmunológico y en la posibilidad de trasplante sin ser necesaria una estricta compatibilidad HLA.
En el caso de las presentes en la sangre del cordón, las ventajas se multiplican.
Su gran potencial en la regeneración y reparación de tejidos y órganos en lesiones y enfermedades se debe a las características de unas células jóvenes, vitales y libres de virus y bacterias que están presentes en abundancia.
Pero, además de la sangre, del tejido gelatinoso que está dentro del cordón se puede obtener una elevada concentración de células madre mesenquimales, de gran utilidad en la medicina regenerativa de tejido conjuntivo como músculos, cartílagos y huesos5.
El cordón umbilical es, por tanto, la fuente doble más rica de unas células madre con gran potencial en terapias regenerativas y otras enfermedades por su especial capacidad de multiplicación y especialización y por un elevado estándar de calidad. Por eso, su conservación puede suponer una opción terapéutica adicional.
Sin embargo, no todo vale. Para que la sangre del cordón umbilical pueda ser certificada como medicamento, debe ofrecer una garantía de calidad que solo es posible mediante un estricto control de procesos.
La sangre del cordón umbilical se obtiene de forma sencilla, indolora y sin riesgos. Debe recogerse en el momento del parto porque las células regresan poco después a la médula ósea.
Pero, para lograrse las condiciones idóneas y alcanzar los beneficios terapéuticos deseados. Además del perfeccionamiento y control de los sistemas de extracción y conservación, es necesario trabajar con procedimientos normalizados de trabajo.
El éxito del trasplante dependerá en gran medida del número de células que se aplique.
Además, durante los muchos años que puede durar el almacenamiento final, el banco alemán realiza periódicamente estrictos controles de calidad; como el control de la congelación de cada unidad; realizada por ordenador, con bolsas antirotura de diseño propio y en tanques independientes de la corriente eléctrica a -180ºC.
Fuente: El Médico Interactivo
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