Una emergencia nuclear puede parecer un escenario remoto, pero los desarrollos científicos recientes nos invitan a estar preparados. En este contexto, las células madre del cordón umbilical surgen como una herramienta médica inesperada pero prometedora. Recientes colaboraciones entre la empresa ucraniana HemaFund y la biotecnológica israelí Pluri están creando una terapia celular basada en estas células. Esta estrategia busca proteger la vida humana ante posibles emergencias nucleares mediante la regeneración del sistema inmunológico dañado.
La exposición a radiación ionizante en dosis elevadas daña la médula ósea y destruye la capacidad de producir células sanguíneas. La terapia en desarrollo, llamada PLX-R18, consiste en administrar células madre que estimulan la regeneración hematopoyética. Esto permite restaurar el sistema inmune, mejorar la producción celular y aumentar las probabilidades de supervivencia tras una exposición masiva. La sangre del cordón umbilical contiene células madre hematopoyéticas con características regenerativas únicas.
Una de las ventajas más destacadas de esta solución es que no requiere compatibilidad entre donante y receptor. Esto permite que se aplique rápidamente en situaciones donde no hay tiempo para análisis genéticos. Además, la terapia puede mantenerse congelada por largos períodos, lo que la hace ideal para almacenamiento estratégico. Al no depender de hospitalización compleja, podría utilizarse en escenarios de catástrofe con muchas personas afectadas al mismo tiempo.
Históricamente, las células madre del cordón se han utilizado en tratamientos contra leucemia, linfomas y enfermedades hematológicas raras. Este nuevo enfoque expande su utilidad hacia áreas como defensa civil, seguridad internacional y salud pública en crisis. Las células madre actúan regenerando tejidos esenciales y activando procesos inmunes que el cuerpo no puede iniciar por sí solo después de una irradiación severa.
La posibilidad de usar células madre del cordón en emergencias globales refuerza su importancia. La criopreservación ya no es solo una herramienta preventiva familiar, sino una inversión en biotecnología de uso colectivo. Países con bancos de cordón más desarrollados podrían responder más eficientemente ante amenazas sanitarias derivadas de radiación. Esta visión también motiva a gobiernos e instituciones a considerar estas terapias dentro de sus protocolos de preparación para desastres.
En VidaCel, seguimos de cerca estos avances que confirman el valor estratégico de preservar células madre. Las investigaciones sobre emergencias nucleares muestran que estas células podrían ser vitales más allá del ámbito médico tradicional. Continuaremos informando y apoyando a las familias que eligen resguardar este recurso único desde el nacimiento.
Fuente: Parent’s Guide to Cord Blood
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