Dormir junto al bebé puede ser una experiencia entrañable, siempre y cuando se haga con medidas adecuadas de seguridad. El colecho, practicado correctamente, ayuda a fortalecer el vínculo entre madre e hijo, favorece la lactancia nocturna y genera un entorno de tranquilidad para el recién nacido. Pero es fundamental conocer y aplicar las recomendaciones básicas para garantizar que esta cercanía sea beneficiosa y no implique riesgos.
El colecho debe hacerse en un espacio libre de objetos sueltos que puedan dificultar la respiración del bebé. El colchón debe ser firme y completamente plano para reducir riesgos. No se recomienda el uso de almohadas, mantas gruesas ni edredones pesados. Estos elementos pueden dificultar el movimiento o la respiración del lactante.
Es esencial acostar al bebé boca arriba hasta que sea capaz de darse vuelta por sí solo. Esta posición disminuye el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante. El bebé debe estar ligeramente abrigado, pero sin sobrecalentarlo. Ropas ajustadas y mantas gruesas pueden interferir con su regulación térmica.
La madre debe estar en condiciones de percibir cualquier movimiento del bebé durante el sueño compartido. No se debe practicar el colecho si alguno de los padres ha consumido alcohol o medicamentos que alteren la conciencia. Tampoco si se es fumador o se está extremadamente agotado. En estos casos, lo más seguro es que el bebé duerma en una cuna adosada a la cama.
El colecho favorece el apego y da seguridad al bebé, quien se siente protegido por la cercanía de sus cuidadores. Además, puede ayudar a reducir el llanto nocturno y facilitar el sueño de todos los miembros de la familia. Algunos estudios indican que el colecho puede mejorar la duración de la lactancia materna y favorecer su frecuencia.
Una opción recomendada es el uso de cunas colecho que se acoplan a la cama de los padres. Estas permiten mantener la cercanía sin compartir el mismo colchón. También hay nidos o dispositivos de contención aprobados que crean una barrera segura dentro de la cama. Sin embargo, estos deben ser avalados por organismos de salud y seguir las normas de seguridad pertinentes.
El colecho no es una práctica obligatoria ni universal. Dependerá de las preferencias y posibilidades de cada familia. Lo importante es que se tomen decisiones informadas, basadas en evidencia y centradas en la seguridad del bebé. Con los cuidados necesarios, esta práctica puede convertirse en una experiencia gratificante para padres e hijos.
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