Más de 70 enfermedades en la sangre pueden curarse con trasplantes de células madre, pero solo el 10% de los pacientes lo consiguen.
Este verano, Ramón, un optometrista que vive en la Ciudad de México, tomó una decisión que pocas veces ocurre en un país como México con más de 120 millones de habitantes: intentaría salvar la vida de un desconocido a través de un procedimiento médico al que se sometería voluntariamente.
WE WORK / BE THE MATCH
Llegar a esa decisión altruista comenzó días antes, en su trabajo. Allí, una empresa sin fines de lucro, Be The Mach, ofreció una charla sobre las personas en México que miran con desesperación cómo el tiempo pasa sin que les llegue un donante que pueda salvar sus vidas. Hay más de 70 enfermedades en la sangre que solo pueden curarse con trasplantes de médula ósea; pero solo el 10 por ciento de los pacientes que lo necesitan, lo consiguen.
Be The Mach une, a través de internet, a gente que necesita un trasplante de médula ósea con donantes desinteresados. En México, el proyecto llegó por una desgracia que terminó en buenas noticias. Hace dos años, una empleada del coworking WeWork, en Nueva York, fue diagnosticada con “anemia aplástica severa”. Y necesitaba con urgencia un trasplante de médula ósea. Cuando los fundadores de WeWork se enteraron, hicieron una alianza con Be The Match y lograron salvarle la vida. Gracias a sus buenos resultados, el proyecto aterrizó en México en mayo del 2017.
Ramón dio el visto bueno para donar sus células madre usando un mecanismo conocido como “aféresis”. Le dijeron que requería que cinco días antes de la extracción, le inyectaran un medicamento para incrementar el número de células madre en la sangre.
El día del procedimiento, los médicos hicieron un proceso parecido a la diálisis –por un brazo, extrajeron la sangre, una centrífuga separó las células madre y luego, regresaron la sangre por el otro brazo— sin necesidad de estar internado ni anestesiado.
“La preparación te hace presentar síntomas parecidos a los de una gripa fuerte. Al día siguiente de la donación, esos síntomas disminuyen y dos días después, ya estaba haciendo mi vida normal”, contó Ramón.
A finales de noviembre, el optometrista recibió una noticia esperada. Su donación se convertía en la primera compatible en México con esta alianza. Una vida había sido salvada.
“Necesitamos ayudar más, necesitamos crear conciencia que hay muchas personas esperando una oportunidad para vivir”, narró. “El día que doné fue muy emocionante. Me alegré mucho cuando me dijeron que mis células eran de excelente calidad; me hizo pensar que mi sangre sería para el paciente una especie de ‘súper sangre'”.
Por cuestiones de confidencialidad y por los tiempos de recuperación del paciente, Ramón no puede estar en contacto con quien recibió las células madre de su médula ósea.
Será hasta dentro de año y medio cuando, si ambos lo desean, el paciente que suplicaba por una donación conozca en persona al buen samaritano que le salvó la vida.
Fuente: Huffington Post
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