Una buena regla general es que si todo va bien, puedes hacer casi cualquier ejercicio que hacías antes de quedar embarazada. Y si no hacías ejercicios, entonces ahora es el momento de empezar. El ejercicio fortalece y tonifica los músculos, algunos de los cuales utilizarás durante el trabajo de parto y el nacimiento. También aumenta la circulación de la sangre entre tú y tu bebé. El ejercicio físico durante el embarazo disminuye muchas de las incomodidades que puedas experimentar durante la gestación (como dolor de espalda), mejora tu nivel de energía y te ayuda a sentirte bien emocionalmente. De hecho, el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos (American College of Obstetricians and Gynecologists, ACOG) recomienda que comiences a practicar ejercicios lentamente, con tan solo cinco minutos por día y hasta 30 minutos por día.
Si bien el ejercicio físico es muy bueno para ti y tu bebé, debes tomar algunas precauciones.
Y recuerda, siempre consulta a tu médico antes de comenzar cualquier rutina nueva de ejercicios durante el embarazo.
Puedes realizar estos dos ejercicios sencillos diariamente a fin de preparar los músculos para la gran tarea de dar a luz.
Este ejercicio tonifica los abdominales, que proporcionan apoyo a la columna vertebral y ayudan a disminuir el dolor en la parte baja de la espalda. Los abdominales también estarán involucrados en el trabajo de pujar para ayudar a tu bebé durante la segunda etapa del parto. Siéntate bien en una silla. Levanta la rodilla izquierda tan alto como puedas, y al mismo tiempo levanta el brazo derecho; mantén durante varios segundos. Repite lo mismo con tu rodilla derecha y el brazo izquierdo. Repite en series de 10, varias veces al día.
Este ejercicio se puede hacer en cualquier lugar, en cualquier momento, ¡sin que nadie lo sepa! Ayuda a que los músculos del suelo pélvico se vuelvan más elásticos para que tu bebé pueda pasar por la pelvis con mayor facilidad durante el parto. Para hacer los ejercicios de Kegel, contrae los músculos de la zona de la uretra, la vagina y el recto (imagina que estás tratando de evitar orinar). Mantén la contracción durante varios segundos, luego relaja. Repite en series de 10, varias veces al día.
Mientras realizas los ejercicios, asegúrate de escuchar lo que te dice tu cuerpo. El dolor suele ser señal de que algo no está bien.
Informa a tu médico si sientes alguna incomodidad.
Fuente: Pampers
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