Cuando Jack nació en el hospital Mount Sinai, no respiraba. Los médicos lo separaron de su madre y comenzaron a reanimarlo. Consiguieron salvar su vida pero pronto tuvieron que dar malas noticias a sus padres, Stephen Pankratz y Kim Kucher. Su hijo tenía encefalopatía hipóxica isquémica.
Se trata de un síndrome neurológico que aparece en el recién nacido tras un episodio de hipoxia y/o isquemia acaecido durante el periodo perinatal. Jack probablemente sufriría grandes problemas cognitivos y físicos.
Sus padres se pusieron en contacto con el banco de células madre donde habían conservado la sangre y el tejido del cordón umbilical de Jack.
Tras varias reuniones con el director de laboratorio, el Dr. Ayub Lulat, y con el equipo médico neonatal del Hospital for Sick Children de Toronto, los especialistas acordaron realizar un procedimiento experimental.
Con apenas 12 días de edad, Jack recibió un trasplante con sus propias células madre, convirtiéndose en la persona más joven jamás sometida a la terapia en Canadá y la primera en el país en ser tratada para encefalopatía hipóxica isquémica con células madre.
Puede llegar a ser el primero de muchos. En los círculos científicos y médicos, los expertos en células madre predicen el inicio de una nueva era en el tratamiento de encefalopatía hipóxica isquémica, el autismo y otros trastornos cerebrales.
Unos días después del trasplante, Jack estaba libre de múltiples líneas intravenosas por primera vez. Estaba bebiendo de un biberón mientras era acunado en los brazos de su madre.
“Ese fue el día en que finalmente llegamos a conocer a nuestro hijo”, dice su madre, Kim.
Jack celebró su segundo cumpleaños este verano y está prosperando. Tiene parálisis cerebral pero su desarrollo ha superado con creces las expectativas de los médicos.
Kim predice que su próxima resonancia magnética reflejará ese cambio. “Creemos que el trasplante con sus células madre ha jugado y sigue jugando un papel importante en su progreso”.
“Basándome en las descripciones que me han dado sus padres y los médicos que trataron a Jack al nacer, yo habría esperado que él estuviera más gravemente afectado”.
Esto asegura la Dra. Karen Pape, una neurocientífica que ha examinado a cientos de niños con encefalopatía hipóxica isquémica.
“Está haciendo mejoras constantes y respondiendo a sus intensos programas de terapia”.
La Dra. Joanne Kurtzberg, investigadora pionera en la Universidad de Duke y directora del Banco de Sangre de Cordón de Carolinas en Durham, está llevando a cabo ensayos clínicos.
Ella busca determinar si la sangre del cordón puede ayudar a la reparación del cerebro en pacientes que han sufrido un derrame cerebral, parálisis cerebral, encefalopatía hipóxica isquémica y autismo. Su ensayo de Fase I determinó que la terapia es segura.
Pape añade que los primeros resultados de la investigación procedentes de la Universidad de Duke indican que el trasplante temprano de células madre de cordón umbilical es eficaz.
Además menciona que la descripción clínica de la mejora de Jack durante las 24 horas posteriores al trasplante fue notable. Ciertamente parecía tener un efecto clínico importante.
Kim y Steve, los padres de Jack, creen tanto en los beneficios de la sangre del cordón umbilical, que han querido compartir su historia creando una página web: http://happyheavyheart.com/index.php/2016/07/11/making-canadian-stem-cell-history/
“Sabemos que la investigación todavía está en curso. Sin embargo creemos que las células madre de la sangre de cordón ayudaron a nuestro hijo. Además pensamos que podría hacer lo mismo para otros niños. Imagínense las posibilidades de un tratamiento futuro”, dice Kim.
Por supuesto, la mayor parte de la energía de la pareja se centra en su hijo.
Es un niño feliz y enérgico. Le encanta jugar en el columpio y estallar las burbujas que su madre sopla para él.
“No puedo decirte cuánta alegría nos trae”, dice Kim, “y cuánta esperanza tenemos para su futuro”.
Fuente: National Post
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