En algunos casos, los pezones pueden expulsar algunas gotitas de leche durante el embarazo o humedecerse fácilmente, situación que genera dudas e incertidumbre en las próximas mamás.
Con el fin de que te sientas más tranquila y estés informada al respecto, te explicamos cuál es el origen de este fenómeno, qué significa y si representa un peligro para tu salud o la de tu bebé.
Tus senos pasarán por muchos cambios antes, durante y después del embarazo. Esas alteraciones son causadas, principalmente, por las hormonas que preparan tu cuerpo para la lactancia, como explica la Organización Breast Cancer Now.
Sigue leyendo y conoce la opinión de los especialistas.
De acuerdo con el sitio especializado What to expect, este fenómeno ocurre debido a un incremento de prolactina, una hormona que se encarga de producir la leche materna y que suele aumentar durante el tercer trimestre de embarazo.
En los primeros meses de gestación, el estrógeno y la progesterona mantienen bajo control la generación de este líquido; no obstante, al llegar la fase final, es habitual que los pezones estén un poco más sensibles y liberen algunas gotitas de calostro.
Esto es 100% normal y no representa ningún peligro para la salud.
Acorde con la Dra. Lizzie Streit, ginecóloga y experta en desarrollo infantil, el calostro es un líquido amarillento que contiene anticuerpos, proteínas y grasas. Entre sus muchos beneficios, protege al sistema inmunológico y previene virus e infecciones.
Es muy concentrado y contiene una alta densidad de nutrientes, por lo que bastan un par de gotitas para saciar el estomaguito de tu bebé.
Por si fuera poco, también es rico en vitaminas y minerales, favorece una buena digestión y cuenta con todos los componentes necesarios para que tu pequeño crezca grande y fuerte.
El calostro tiene un aspecto mucho más espeso y consistente que la leche materna.
Esto se debe a que su composición química está específicamente diseñada para suplir las necesidades de un recién nacido, argumenta la página Medela.
Otra de sus peculiaridades es que contiene carotenoides y vitamina A, compuestos que favorecen una buena salud ocular, mantienen la piel en buen estado y enriquecen las defensas.
Los bebés suelen nacer con reservas bajas de estos elementos, así que al tomar este líquido pueden compensar este déficit y aumentarlo. Nada mal, ¿cierto?
En la mayoría de los casos, las mamitas suelen liberar pequeñas cantidades de calostro. Si notas que el flujo es mayor y te sientes incomoda, los expertos sugieren usar almohadillas de lactancia o un sostén especial que absorba este líquido.
De esta forma, lograrás controlar la sobreproducción y podrás cuidarte de fugas o desbordamientos.
Por otro lado, si notas que la leche tiene mal olor, presenta algunas gotitas de sangre o adopta un color verdoso, es momento de llamar a un especialista y acudir a una consulta de emergencia.
Esto puede indicar un desequilibrio hormonal o algún problema con el tejido mamario, subraya la Academia Americana de Pediatría. Tómalo en cuenta y pon atención a cualquier signo de alerta.
Conocer todos estos datos te permitirá estar más informada respecto a las alteraciones que pueden presentarse durante la gestación.
Acude con tu médico de cabecera y platiquen sobre los diversos cambios por los que pasará tu organismo, así te sentirás mucho más segura y preparada para enfrentar cualquier adversidad.
Fuente: Univision
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