La impresión 3D ha revolucionado el campo de la salud al permitir imprimir órganos artificiales para ser usados en investigación y cirugía. El reto ahora es encontrar el modo de usarlos en trasplantes a humanos.
Las posibilidades que ha introducido la impresión 3D fueron aprovechadas en primera instancia por los campos del diseño industrial, ingeniería y arquitectura.
Sin embargo, el gran desarrollo de estas y de tecnologías asociadas, han conllevado su implementación en el campo de la salud. Allí desde hace unos años ya son utilizadas asiduamente para determinadas tareas.
Se espera que a corto, medio y largo plazo, se abran un sinfín de puertas; siendo la más fascinante el poder crear órganos artificiales capaces de sustituir a los órganos humanos en caso de enfermedades que requieran de trasplante.
Es el ámbito de la salud en el que más están contribuyendo las impresoras 3D al trabajo de profesionales. Y para beneficio de los pacientes, la generación de réplicas exactas de órganos humanos y estructuras óseas que permiten planificar las operaciones.
Una especie de preoperación permite a los cirujanos ponerse en situación con réplicas muy realistas antes de entrar al quirófano. Como si de un entrenamiento se tratara, podrán enfrentarse posteriormente a cirugías muy complejas y en las que existen muchos riesgos para los pacientes, que de esta manera pueden verse reducidos.
En España, muchos hospitales ya usan esta tecnología. Aunque seguramente el caso más sonado fue el del joven americano de 15 años, Parker Turchan.
Él fue diagnosticado de angiofibroma nasofaríngeo. Se trata de un tumor raro y de baja prevalencia. Se había desarrollado muy cerca de los nervios encargados de la visión y del movimiento de los ojos.
Los doctores del Mott Children’s Hospital, de la Universidad de Michigan (EE.UU.), imprimieron una réplica en 3D del cráneo del joven. Así pudieron preparar previamente la exitosa operación quirúrgica.
Otro campo en el que también se está sacando partido a la impresión 3D, es el de la cirugía maxilofacial. Se están desarrollando implantes y reconstruyendo deformidades faciales gracias a esta nueva tecnología. Eso puesto que permite un nivel de exactitud casi milimétrico en las reconstrucciones mandibulares.
Hasta la fecha, la impresión de prótesis y réplicas de órganos para la puesta en situación de los doctores antes de afrontar una operación, se realizaba con materiales cerámicos, plástico o titanio.
La impresora 3D va produciendo las distintas capas del modelo. Estas se van pegando con un gel que funciona a modo de pegamento y que luego se retira.
En el caso de los órganos que deben servir para trasplantar órganos humanos, se están utilizando células madre humanas a modo de una tinta biológica.
Con esta tinta existen actualmente dos alternativas.
Una técnica que sería similar a la ya mencionada de las prótesis. Y otra en la que las células de la tinta colonizan una estructura biodegradable con la forma del órgano que se quiere conseguir. La estructura, una vez colonizada por las células, se desintegra dejando al órgano listo para usarse.
Sin duda existe un ámbito de la impresión 3D fascinante y esperanzador para la salud humana. Imprimir órganos que sean capaces de sustituir a los órganos humanos por enfermedad o la necesidad de un trasplante.
Sin embargo, existe un problema con el que se han encontrado hasta la fecha. El órgano creado que se implanta en el paciente no cuenta con el tiempo suficiente para vascularizar en el organismo y muere.
Hoy en día ya hay varias investigaciones de bioingeniería que estudian cómo lograr esa vascularización del órgano sintético. Una de las más relevantes tuvo eco en la prestigiosa revista científica Nature Biotechnology.
Científicos del Instituto Wake Forest de Medicina Regenerativa (EE.UU.), a través de un sistema de microcanales, han sido capaces de mantener vivas a las células.
Además de permitir la formación más rápida de nervios y vasos sanguíneos que logran que el órgano implantado sobreviva y responda correctamente.
En el caso de este estudio, se utilizó esta nueva técnica de impresión 3D.
Los investigadores implantaron una oreja reconstruida en ratones, que varias semanas después sobrevivía y mostraba muy buenas señales de vascularización.
Ya hay estudios de laboratorio que están haciendo lo propio con otros órganos como riñones, pulmones, ovarios o huesos.
En lo referente a la aplicación en humanos de esta nueva tecnología, un grupo de científicos españoles ya ha logrado crear una bioimpresora 3D con capacidad para crear piel humana, tanto para ser trasplantada a pacientes, como para ser utilizada a la hora de testar productos químicos, farmacéuticos o cosméticos.
El reto pasa ahora por diseñar órganos de mayor complejidad. Por ejemplo, un corazón, un hígado o un riñón. Esto es algo que, según los expertos, podría demorarse aún entre dos o tres décadas.
Lo que hace no tanto parecía ciencia ficción, hoy está ya al alcance de nuestras manos.
Fuente: Webconsultas
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Quisiera incursionar en este sendero de la medicina. Soy Neurocirujano, médico hiperbarico y antienvejecimiento.