¿Sabías que durante el embarazo y la lactancia se produce un intercambio de células entre la madre y el hijo que puede durar toda la vida? A este fenómeno se le llama microquimerismo fetal y es una de las razones por las que la relación entre una mujer y sus hijos es tan especial desde la gestación.
El microquimerismo fetal consiste en la presencia de células fetales en tejidos maternos y viceversa. Es decir, la coexistencia de dos poblaciones celulares de diferente tipo originadas en un individuo genéticamente distinto. Este proceso se inicia en la sexta o séptima semana de embarazo y se mantiene hasta el final del mismo, e incluso después del parto.
El microquimerismo fetal tiene efectos tanto beneficiosos como perjudiciales para la salud de la madre y el hijo, dependiendo de la cantidad, el tipo y la localización de las células.
-Ayudar a la reparación de tejidos dañados por enfermedades o lesiones.
-Proteger contra infecciones o tumores.
-Modular la respuesta inmune y la tolerancia a los trasplantes.
-Provocar enfermedades autoinmunes o inflamatorias.
-Aumentar la susceptibilidad a ciertos tipos de cáncer.
-Alterar el desarrollo o la función de algunos órganos o sistemas.
-Una conexión profunda e invisible
El microquimerismo fetal es un campo de investigación muy activo y es una prueba más de la conexión profunda e invisible que existe entre una madre y su hijo desde el primer momento de la vida.
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