Alerta roja para los papás y las mamás de turno. Una especialista confirma que los niños reaccionan emocionalmente a la forma en que se los trata y tienden a reproducir el comportamiento que viven. En otras palabras, los más pequeños realmente siguen el ejemplo que les das. Y cuando se trata de un tema tan delicado, todo cuidado que pueda tenerse es poco para evitar los traumas y las influencias en la personalidad de los niños.
Criar a los hijos de forma represiva, violenta, sin diálogo, con poco espacio para la negociación y con imposición sin tener en cuenta los deseos de los demás puede tener diversas consecuencias en su personalidad en la vida adulta. Así lo explica la psicopedagoga Maira Sombatti de la clínica pediátrica Casa Curumin.
El modelo de educación que el niño vive, que involucra toda la red familiar (madre, padres, hermanos, etc.) y también el ambiente escolar, va a repercutir de forma directa en su comportamiento. “Si tiene poco espacio para entender lo que sucede, por qué sucede y cómo se toman las decisiones, puede pasar a ser más intransigente”, señala Maira. “El niño reacciona emocionalmente a la forma en que lo tratan y tiende a reproducir el comportamiento que vivió”.
El niño también puede reaccionar cerrándose a los demás, como forma de protección, y seguir así también durante la vida adulta. Puede convertirse en una persona con la que es difícil convivir porque no observa al otro y no se preocupa por aprender de la experiencia ajena.
No siempre es fácil reconocer que se está utilizando el autoritarismo como forma de crianza.
La especialista enumera algunos de los comportamientos que pueden surgir a raíz de una crianza autoritaria, como, por ejemplo, niños que crecen sintiendo miedo y obedecen solo por temor al castigo, y no por respeto y entendimiento de lo que se impone. “No aprende de forma consciente ni colabora por motivos positivos”, explica.
Solo debes pensar, ¿mi hijo es feliz? ¿Lo estoy incluyendo en algunas decisiones? ¿Es espontáneo? ¿Logra crear por cuenta propia? ¿Juega libremente? ¿Tiene muchos miedos? ¿Tiene dificultad para tomar la iniciativa? Todo eso puede ser una señal de que su educación está siendo demasiado autoritaria.
Muchas veces, las formas autoritarias se reproducen automáticamente, sin intención. “No nos damos cuenta de algunas cosas”, señala Maira.
Se necesitan, sin embargo, intervenciones más rápidas cuando existe un uso de la violencia física. “Pero cada quien debe evaluar y sentir la necesidad de buscar ayuda. Un espacio para reflexionar juntos, ya sea con un especialista, con un amigo, con alguien de la familia”.
Es importante recordar que los niños tienden a repetir modelos y que eso no siempre ocurre como nosotros creemos. “Es un desafío deconstruir ese modelo de educación autoritaria. Pero es necesario ser conscientes de esto para poder transformar la forma de crianza, para educar mejor”, finaliza.
Fuente: VIX
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