Un nuevo estudio publicado por la revista científica Journal of Family Issues revela «una mirada en profundidad» al problema de la depresión posparto en los hombres. Lo denomina «un fenómeno no tan conocido».
Siempre se ha asociado el problema a las mujeres, que llegaron al fin de su embarazo y han dado a luz a un bebé del que deben ocuparse y amamantar, mientras atraviesan una serie de cambios físicos, hormonales y emocionales.
Según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, organismo gubernamental estadounidense, entre 5% y 10% de los papás se ven afectados por una depresión posparto.
Pero lo que es más interesante. Según el estudio de la Universidad de Las Vegas, el riesgo de sufrir el trastorno aumenta hasta un rango entre 24% y 50% para hombres cuyas parejas también sufren de depresión posparto. Es casi que contagiosa.
Los investigadores de la Universidad de Las Vegas buscaron testimonios de padres afectados en blogs, sitios web, foros y otras plataformas.
Muchos de los afectados ni siquiera sabían que era posible que los hombres tuvieran depresión posparto y se veían sorprendidos por ella. Esto hace más difícil enfrentarla.
Otros se vieron heridos en su orgullo masculino, ya que se supone que en esta situación el varón es el que debe hacerse fuerte y brindar apoyo emocional a su pareja.
Los padres se sienten inclinados además a no revelar lo que están sintiendo por miedo a quedar como ridículos o débiles.
En esta situación, los padres que sufren depresión no saben cómo expresar sus sentimientos. Y sienten que han fallado al no ser lo suficientemente fuertes. Esto se suma a las dificultades lógicas de tener un bebé recién nacido. Por ejemplo, el estrés, falta de sueño, inseguridad o confusión. Así se genera una sensación de agobio que puede exacerbar los síntomas depresivos.
En general, muchos padres se sienten abandonados, olvidados y solos con sus sentimientos. Tanto por sus parejas como por el sistema de salud. Así como los médicos y la sociedad en general.
Uno de ellos describió la incómoda sensación que experimentó durante un chequeo de rutina junto a su esposa. Ella recibía un cuestionario para determinar si sufría de depresión posparto. «Sentí que alguien debería estar haciéndome esas mismas preguntas a mí» reveló. Pero nadie le hace esas preguntas a los padres.
La investigación destaca la falta de información y el estigma como los principales obstáculos en el problema. Lo que puede conllevar incluso a un alejamiento entre el padre y el bebé y a dificultades en la pareja.
Quizá hablar del sufrimiento compartido es apuntar también a una división o una redistribución más justa e igualitaria de las tareas posparto.
La depresión posparto en las mujeres es un problema conocido y tratado. Pero por esto mismo la madre se convierte en la persona contenida y resguardada, lista para enfrentar la tarea de cuidar un bebé, pese a los contratiempos esperables y esperados.
Si el padre queda por fuera de la ecuación, también lo queda en el esquema de ocuparse del bebé recién nacido. Tarea que puede realizar, salvo por el amamantamiento, en toda su plenitud al igual que la madre.
El involucramiento comprometido de un padre en el cuidado y la crianza del hijo tiene resultados muy positivos asociados. Estos han sido largamente comprobados.
La depresión posparto amenaza este primordial involucramiento. Por lo que los investigadores abogan por una concientización y una mayor información sobre el problema. Además de vías oficiales de ayuda y prevención.
Fuente: VIX
Ingresa tus datos para recibir toda la información necesaria: