Las atenciones básicas de los bebés, también deben incluir la prevención de accidentes. Cada periodo evolutivo muestra diferentes aspectos asociados a una visión adecuada de las medidas de prevención de accidentes a tener en cuenta según las habilidades que van adquiriendo los pequeños.
Los bebés recién nacidos parecieran estar en continua somnolencia, aunque sus cuerpos y sus mentes se están adaptando a los impresionantes cambios que se producen desde el nacimiento: el sistema neuromotor se organiza y crece muy rápido.
Sin embargo, muchas veces nos referimos a ellos como seres pasivos porque sus manifestaciones físicas se limitan a la sonrisa refleja, a la relajación cuando sienten satisfacción y al llanto si sienten dolor o son privados de las necesidades básicas como alimentación, sueño, protección, afecto.
En este periodo, los accidentes suelen producirse por distracción o falta de prevención de accidentes por parte de sus cuidadores. Los más frecuentes son las caídas desde el cambiador, cama, sofá, las asfixias con la ropa o los accesorios como baberos, cadenas de chupetes, o los impactos provocados por objetos que caen sobre ellos de forma accidental.
En general , a partir de las 16 semanas, los bebés inspeccionan, miran, seleccionan, asocian lo visual y lo sonoro , y son capaces de reaccionar a algunas palabras claves y a los gestos o expresiones de las personas de su entorno.
A partir de los 4 meses, a las manifestaciones reflejas desarrolladas desde su nacimiento se agregan los comportamientos voluntarios.
Comienzan a controlar los músculos del tronco, les gusta estar sentados, agudizan su sentido visual, incorporando el táctil y el gustativo, por lo que acaban por introducir en la boca como forma de identificar cada nuevo descubrimiento.
En este periodo hay que extremar las precauciones con los objetos pequeños como juguetes, tetinas, biberones, pilas, entre otros.
Nunca se debe dejar al alcance de los bebés de esta edad objetos o alimentos de pequeño tamaño que puedan provocarles asfixia, incrementando estas precauciones cuando estén en el cambiador o en lugares de altura, ya que los riesgos aumentan, por lo que nunca se les debe dejar solos.
En esta etapa se produce el gran desarrollo psicomotor. El bebé ya se sienta por sí mismo y pueden permanecer de pie con ayuda, a la vez que adquieren una nueva destreza, el gateo.
Pueden manipular objetos muy pequeños, investigando continente y contenido. Es por eso que pueden vaciar cualquier recipiente para descubrir lo que hay en su interior.
En esta etapa incorpora nuevas habilidades, siendo en estos tiempos muy frecuentes las caídas y los golpes contra objetos.
Asimismo resulta importante reforzar todos aquellos puntos de seguridad que rodean el ámbito donde se desenvuelve el bebé.
Su curiosidad es enorme, todo les llama la atención; las puertas, ventanas, y escaleras representan un serio un peligro, inclusive por el riesgo de atrapamiento.
En esta etapa pueden empezar a caminar con ayuda de un soporte y son capaces de arrastrar objetos más pesados, o más de un objeto al mismo tiempo. Aprenden cómo funcionan las cosas a base de repeticiones. Les gusta ser protagonistas en situaciones sociales, y por ello repiten aquellas conductas que hacen gracia a quienes les rodean. La habilidad psicomotora de empezar a caminar da un gran giro a su vida, a pesar de lo cual las caídas son frecuentes especialmente porque muchas veces se asocian con choques contra los muebles de alrededor.
Esta es la edad de las prisas y de los choques. Al descubrir sus habilidades, ponen a prueba todo lo adquirido. Caminan, corren, trepan, lanzan objetos, siendo capaces de arrastrar, remolcar, volcar, empujar, correr por espacios pequeños, subir y bajar escaleras.
Muchas veces resulta difícil la prevención de accidentes por parte de los adultos. Esto se debe a la poca atención que prestan los chicos y las enormes ganas que tienen de hacer muchas cosas al mismo tiempo.
Llegado a este punto, es importante observar y adaptar el entorno según las aptitudes del niño. La eliminación de objetos puede evitar numerosos golpes. Esto es esencial para que los pequeños puedan alcanzar un óptimo nivel en el desarrollo de sus nuevas habilidades; además de reforzar su confianza, seguridad y autoestima.
Fuente: Club de las embarazadas
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