Ir de compras para adquirir la ropa del bebé, cuando aún estás embarazada, te ayudará a vestirlo con facilidad durante sus primeras semanas. Le vas a cambiar la ropa varias veces al día. ¡Los bebés se ensucian mucho! Así que asegúrate de que su ropa sea sencilla y fácil de abrir para cambiarle los pañales.
En general, compra prendas suaves y cómodas. Sin etiquetas ni costuras que puedan molestarle o irritarle.
Los bebés crecen rápido y la ropa de recién nacido les queda bien durante muy poco tiempo. Así que es buena idea comprar ropa de talla tres meses, para que le dure un poco más.
Pero escoge uno o dos trajecitos para recién nacido que te encanten. Así no privarte del inmenso gusto que da vestir a tu bebé con prendas adorables que le quedan a su medida exacta. Esto aunque solo pueda usarlas unas pocas semanas.
Incluimos a continuación una guía general en cuanto a las cantidades (en paréntesis). Pero la cantidad de artículos de cada categoría que vas a necesitar, dependerá de la frecuencia con que planees lavar la ropa del bebé.
Los trajecitos de una sola pieza hacen mucho más fácil vestir a tu bebé. Busca ropa de tela suave, con una apertura amplia para la cabeza. Que no le vaya a quedar apretada en los muslos ni en los tobillos. Comprueba que las costuras están terminadas de manera que no tengan bordes que puedan rasguñarlo o molestarle. Y evita los cierres, porque pueden pellizcar la delicada piel del bebé.
Mantendrán a tu bebé calentito en la noche sin que tengas que preocuparte por si una manta pudiera cubrirle la cabeza. Sobre todo si se mueve mucho mientras duerme.
Elige poleras suaves, de preferencia con broches de presión en el cuello para que sea más fácil vestirlo. Estas son muy útiles para cuando necesites vestir a tu bebé con varias capas de ropa para mantenerlo más abrigado. Y además protegerán la piel de tu recién nacido de las costuras o superficies no muy suaves que pudiera haber en su ropa exterior. Escoge poleras que se abrochen en la entrepierna con broches de presión para que no se le suban.
A la mayoría de los bebés no les gusta que les quiten la ropa por la cabeza. Mantén al tuyo abrigado con un suéter o polerón que se abroche al frente.
Si tienes a tu bebé en invierno, te recomendamos que busques un traje de lana de una pieza para mantenerlo bien arropado cuando salgan. La mayoría tienen capucha y vienen en muchos estilos diferentes. Otra opción es usar una bolsa especial para el cochecito. Están diseñadas para que quepan bien y se usan con el cinturón de seguridad para que no tengas que ponerle a tu hijo trajes demasiado gruesos.
Los trajes especiales para la nieve son un poco más caros y probablemente no sean necesarios, ya que seguramente tu bebé no jugará en la nieve durante sus primeras semanas. Si vas a comprar uno, cómpralo grande para que pueda usarlo más tiempo.
Las tiendas venden zapatos para recién nacidos. Pero no los necesitas por la simple razón de que tu bebé no estará caminando a esa edad. Mantén sus pies calentitos con calcetines y botitas tejidas.
Para un bebé que nazca en el verano es necesario tener un par de sombreros de ala ancha. O un par de gorritos suaves y abrigadores que cubran las orejas para un bebé de invierno.
Evita ropa que le quede a tu bebé apretada del cuello. Y también evita la ropa con cordones o huinchas. Revisa los botones y elementos decorativos para asegurarte de que están muy bien sujetados a la ropa. Si se desprendieran, se convierten en un riesgo de asfixia.
Cuando vistas a tu bebé, comprueba que la ropa le quede bien. Abre el cuello tanto como sea posible para que veas la cabeza de tu bebé al pasar por la abertura de la cabeza. Mete tu mano por las mangas y piernas de los pantalones para ayudarte a encontrar las manitos y pies.
Regularmente es más fácil vestir a tu hijo en un cambiador de pañal o en el suelo. Habla con tu bebé mientras lo vistes. Así estará calmado y asociará la hora de vestirse con un momento especial contigo.
Fuente: BabyCenter
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