Uno de los dolores más sorprendentes que tolera el cuerpo humano son las contracciones y la presión interna que se siente durante el parto. Anestesia y analgésicos suelen ser la respuesta de muchas mamás que prefieren una experiencia más indolora; no obstante, también existen técnicas de respiración que te pueden ayudar a controlar y lidiar con el dolor.
El departamento de salud de Reino Unido advierte que tu respiración durante el parto se puede ver afectada no sólo por el dolor y las contracciones, sino también por experimentar cansancio, preocupación, ansiedad o miedo.
Por lo tanto, si dominas y controlas tu respiración, no sólo tendrás una mayor probabilidad de disminuir el dolor, sino también de sentirte más tranquila y relajada.
La respiración y la relajación a través de una contracción ayudarán a liberar endorfinas (el analgésico natural del cuerpo) y aliviarán su malestar.
En este sentido, la American Pregnancy Association explica que las técnicas de respiración le permiten a las mamás experimentar un estado más relajado y de calma, así como responder de manera más positiva cuando se sienten las primeras punzada de dolor.
Además, permite experimentar una sensación de bienestar y control, aumenta el oxígeno en el cuerpo de la mamá, lo cual, a su vez, proporciona más fuerza y energía durante todo el proceso y ayuda a tener un sentido de propósito en cada contracción.
Al inicio del labor del parto, las contracciones son más espaciadas una a otra, lo que permite que te familiarices con los primeros momentos de una respiración consciente y tranquila.
Cada que una contracción se presente, inhala profundamente, deja que pulmones se llenen y exhala el aire lentamente.
También se recomienda que al inicio de la contracción, la recibas con un suspiro largo, mientras se presenta el dolor respires profundamente y una vez que termine la contracción la despidas con un suspiro.
Una respiración consciente se logra cuando pones atención a cómo el aire entra y sale de tu cuerpo, escuchas tu respiración o usas una misma frase mientras respiras, es decir, puedes decir «inhalo por la nariz y exhalo por la boca» mientras justo haces estas acciones.
Tu pareja, mamá, hermana, amiga o quien esté contigo durante este proceso, puede acompañarte durante las inhalaciones y exhalaciones. Puede respirar al mismo ritmo que tú, cronometrar tu respiración para medir la duración de las contracciones o ayudarte a decir tu frase.
Cuando las contracciones sean más intensas, una respiración lenta puede ser tu mejor aliada. Recibe la contracción con un suspiro profundo. Centra tu atención en algo, puede ser un objeto en tu entorno o un sonido si prefieres cerrar los ojos.
Inhala lentamente por la nariz y exhala por la boca, con cada exhalación intenta relajar un parte diferente de tu cuerpo. Cuando saques el aire, haz una pequeña pausa de menos de un segundo antes de volver a inhalar.
Cuando las contracciones son más constantes es probable que te sientas más cómoda con una respiración rápida y ligera que puede ir al ritmo de estos dolores. En estos casos, la respiración es superficial de tal forma que las inhalaciones deben ser silenciosas, pero las exhalaciones si se deben escuchar.
Si las contracciones son más constantes, pero su duración no es tan larga para tener una respiración ligeramente acelerada, puedes inhalar y exhalar por la boca mientras se presenta la tensión.
Cuando estés experimentando el pico de la contracción, tu respiración puede ser por la boca a un ritmo de segundo a segundo. Una vez que disminuya la intensidad, disminuye la frecuencia respiratoria y vuelve a inhalar por la nariz y exhalar por la boca.
En esta etapa, puedes optar por una respiración variable, popularmente conocida como «hee-hee-who» por los sonidos que se hacen cuando la llevas a cabo, la cual es perfecta si te sientes muy abrumada, cansada o incapaz de relajarte. Se trata de una respiración ligera y superficial acompañada por una exhalación periódica más profunda y prolongada.
Las respiraciones ligeras las debes de hacer con la boca y después de la segunda, tercera, cuarta o quinta respiración, según te sientas más cómoda, exhala con un suspiro largo. Cuando termine la contracción, haz una o dos respiraciones profundas y repite.
No contengas la respiración mientras pujas. Evítalo inhalando y exhalando constantemente; así tu cuerpo no experimentará más presión y tensión de la que ya vive al intentar traer a tu bebé al mundo e igualmente ayudará a que liberes tensión en el perineo y tu bebé baje con más facilidad.
Existen clases que puedes tomar durante el embarazo para tener una mayor consciencia, dominio y práctica de este tipo de respiraciones.
Fuente: VIX
Ingresa tus datos para recibir toda la información necesaria: