El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es causante de una enfermedad crónica cuando infecta humanos que provoca una debilidad del sistema inmunitario, el mecanismo de defensa principal contra agentes patógenos como virus o bacterias. Esta enfermedad, el SIDA, tiene un gran impacto en la calidad de vida de las personas y actualmente sólo se pueden tomar tratamientos que otorguen cierta protección.
Sin embargo, es posible que una o varias nuevas esperanzas puedan cambiar por completo cómo se gestiona esta enfermedad, la cual afectaba a casi 38 millones de personas en 2018, según la Organización Mundial de la Salud.
Este virus tiene la capacidad de infectar nuestras células y bloquear el sistema inmunitario para no ser eliminado del organismo. Esta estrategia por parte del virus provoca que las defensas tampoco sean capaces de reconocer otros tipos de virus que, en otra situación podrían provocar una pequeña infección, en este contexto puede inducir hasta la muerte.
Tras la infección por VIH, algunos pacientes pasan por una reacción similar a una gripe durante las primeras semanas que después se convierte en una infección crónica una vez el virus ha invadido y destruido muchas células del sistema inmunitario por todo el cuerpo.
Una vez se ha alcanzado ese punto en la infección, donde las defensas del sistema inmunitario están completamente mermadas, se habla de SIDA. Desde los primeros eventos de infección por VIH hasta que se convierte en SIDA, pueden pasar años, y los tratamientos actuales se centran en retrasar lo máximo posible este proceso.
Aunque el pronóstico hoy en día es mucho más esperanzador que hace unos años, sigue siendo una enfermedad muy difícil de llevar y con gran impacto en la calidad de vida de quienes la sufren.
Entre los medicamentos disponibles para el VIH, existen fármacos denominados como antivirales. Estos compuestos impiden que el virus se replique y se expanda, ralentizando la eliminación de las células del sistema inmunitario.
Estos tratamientos son efectivos ya que mantienen la carga viral del VIH bajo control, pero es lo más parecido a tener una bomba de relojería a contrarreloj dentro de nuestro cuerpo, y nunca sabes cuándo acabará por estallar. Aunque ha habido numerosos intentos para dar con una cura, las características del virus lo convierten en una tarea muy complicada.
Las investigaciones con tratamientos de células madre y trasplantes de médula ósea han abierto un gran abanico de posibilidades como cura de muchas enfermedades del sistema inmunitario, como inmunodeficiencias o enfermedades autoinmunes. Esto resultó ser una cura para el SIDA en una mujer que recibió un trasplante de células madre.
Esta mujer, además de sufrir SIDA, también padecía de una leucemia (cáncer de la sangre). Como tratamiento para la leucemia, la paciente recibió un trasplante de células madre de cordón umbilical de un donante anónimo. Meses más tarde, pudo dejar el tratamiento antiviral contra el SIDA, pues ya no tenía carga viral en la sangre.
Otros dos pacientes varones también recibieron un trasplante de células madre por otra enfermedad, y también resultó en ser una cura para el SIDA que padecían. El elemento común en los tres casos fue una mutación en las células madre, que parece dar resistencia ante la infección por VIH.
Aunque son necesarios muchos más estudios para evaluar la aplicación de esta técnica como cura para el SIDA, presenta una alternativa a una enfermedad crónica. La principal desventaja de este tratamiento es la dificultad de implementarlo a gran escala.
Serían necesario establecer un gran banco de donantes de células madre para identificar aquellos que presentan la mutación específica que otorga resistencia la infección y además contar con suficientes variantes para encontrar una compatibilidad alta entre donante y receptor. Las técnicas de edición genética también podrían ayudar a introducir esta mutación en más donantes, pero eso también incrementaría los costes de producción, haciéndolo aún menos accesible de forma global.
Por otro lado, la técnica de vacunas desarrolladas con ARN mensajero ha supuesto un gran avance para muchas enfermedades. Este innovador diseño abre nuevas posibilidades para abordar enfermedades que se llevan investigando muchos años, como el SIDA.
Ha habido numerosas vacunas fallidas desarrolladas contra el VIH, pero estudios recientes con vacunas de ARNm son muy prometedores. Tanto, que los ensayos clínicos de fase 1 en humanos comenzaron en 2021, donde el objetivo principal era comprobar la seguridad, dosis adecuada y posibles efectos adversos.
Se planea acabar este ensayo en el año 2023 y si los resultados son favorables, podríamos estar ante una cura asequible y de alcance global. Esta opción presenta muchas más ventajas que el trasplante de células madres, especialmente para distribuir a poblaciones que tienen menos recursos.
Aunque es cierto que todavía estamos en las puertas de dos grandes esperanzas, quedan muchos estudios por realizar. Es posible que, con tiempo y financiación, podamos llegar a tener la cura contra el SIDA en los próximos años.
ClinicalTrials.gov. 24 de marzo 2022. A Phase 1 Study to Evaluate the Safety and Immunogenicity of eOD-GT8 60mer mRNA Vaccine (mRNA-1644) and Core-g28v2 60mer mRNA Vaccine (mRNA-1644v2-Core). ClinicalTrials.gov Identifier: NCT05001373
Gupta et al. 2020. Evidence for HIV-1 cure after CCR5Δ32/Δ32 allogeneic haemopoietic stem-cell transplantation 30 months post analytical treatment interruption: a case report. The Lancet HIV. doi: 10.1016/S2352-3018(20)30069-2
Gupta et al 2019. HIV-1 remission following CCR5Δ32/Δ32 haematopoietic stem-cell transplantation. Nature. Doi: 10.1038/s41586-019-1027-4
Fuente: Muy Interesante
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