El yoga prenatal o yoga para embarazadas es una práctica específica que ayuda a favorecer un parto natural y seguro, a través de ejercicios que ayudan a relajar y flexibilizar la musculatura, y que se centran sobre todo en la actividad del suelo pélvico con el fin de fortalecerlo y prepararlo para el parto.
Una de las principales características de este tipo de yoga es su baja exigencia. El cuerpo durante el embarazo debe realizar movimientos lentos y pausados, pero tampoco debe quedarse en la misma posición durante demasiado tiempo. Debido a que el corazón trabaja más, el volumen de sangre aumenta de forma progresiva hasta el último mes del embarazo. Por eso es necesario fomentar la circulación sanguínea en todo momento.
A pesar de que se debe tener muchísimo cuidado al ejercitar en cada etapa del embarazo, y sobre todo en las últimas, el yoga para embarazadas no presenta ningún riesgo. Si la persona que te va guiando sabe del tema, no te indicará que realices las siguientes posturas:
Esta es una postura que requiere muchísima exigencia en los abdominales, un trabajo que no se debe realizar durante el embarazo. Te recomendamos que evites completamente realizar cualquier otra postura que requiera trabajo abdominal.
Suele ser una postura de descanso entre posturas más exigentes. Especialmente en fases tardías del embarazo, puede resultarte incómoda. Al realizarla, procura separar las piernas todo lo que te sea posible para no ejercer presión sobre el abdomen y darle lugar. Si no tienes flexibilidad suficiente en la cadera, te recomendamos que descanses en otra postura, como acostarte sobre tu espalda con los pies apoyados en el suelo y las rodillas flexionadas.
En la postura de la cobra, tu abdomen quedará apoyado en el suelo, y por el peso de este, estarás poniendo demasiada exigencia en tu zona lumbar. Si lo que buscas es alcanzar una postura erguida o abrir el pecho, puede ser útil hacer variantes de camello y de pez, de menor exigencia.
La postura más sencilla de toda la práctica de yoga (esa que te hace decir “¡yo también puedo hacer yoga!”) podría representar un desafío para las embarazadas, sobre todo de más de 24 semanas. Acostarse sobre la espalda hace que se ejerza presión sobre la vena cava, lo que puede causar mareo. Te sugerimos que si te encuentras en la postura del cadáver y comienzas a sentirte incómoda, te acuestes de lado. Sin embargo, no es probable que sientas incomodidad antes de los diez minutos.
Las posturas invertidas como esta sirven, entre una infinidad de otros beneficios, para aliviar dolores de espalda y de piernas, tan comunes en embarazadas. Por eso, si sientes las piernas muy pesadas, es recomendable que las descanses contra una pared o una pelota, manteniendo la parte superior de tu cuerpo en posición horizontal. Realizar posturas invertidas durante el embarazo promueve un posicionamiento no adecuado del bebé antes del parto.
Puedes realizar esta postura, siempre y cuando procures separar las piernas, dejando lugar a tu bebé. Durante el embarazo tu cuerpo produce una hormona llamada relaxina, que otorga mayor flexibilidad a tus articulaciones. Te parecerá, entonces, más fácil realizar esta postura. También te aconsejamos que procures no levantar la cabeza, ya que esto aumenta el trabajo que realiza la columna.
Fuente: VIX
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